Los labios son una parte de
nuestra cara excesivamente delicada, y es por ello que debemos prestarles una
mayor atención. Son el rasgo más visible del rostro después de los ojos, y
estas dos áreas son las primeras en sufrir los signos del envejecimiento
prematuro.
La piel de los labios es más
sensible que la del resto del cuerpo. El tejido que los forma carece de células protectoras, por lo que
pueden perder la humedad, resecarse y cuartearse con facilidad.
Además, poseen poca melanina, por
lo que son muy vulnerables a los efectos del sol, no pudiendo filtrar los rayos
uva y haciendo que se quemen.
Lo mismo ocurre con otras
inclemencias meteorologías como el viento o el frío, o la calefacción, que
producen sequedad e irritación.
Es imprescindible llevar a cabo
una serie de cuidados diarios para lucir unos labios sanos, sensuales y
bonitos.